Ser como estas piedras
que ni saben que lo son,
ajenas a todo,
mudas y bellas.
Sin pena ni gloria
en su destino venidero,
diverso y mutable,
pero imperecedero.
Pudieron ser
en pasados tiempos
desde simple arena
hasta canicas para juegos,
grandes rocas ciclópeas
que movieron montañas,
ó bellos sillares
de celebrados monumentos;
simples guijarros
de pequeños arroyuelos
donde cantaba el agua
silbando por sus agujeros,
pero ellas nunca supieron,
lo que era todo eso,
ofreciendo humildes su masa
a las manos del cantero.
Yo, que las veo cada día
se que su rumboo es eterno,
pasarán mil años
y aunque no estén a la vista
siempre servirán
para algo útil y bello.
Mientras, yo,
pobre polvo errante,
no habré dejado ni huella,
acaso, sí, en alguna lápida
de solitario cementerio
un escueto letrero.
¡Queridas piedras
de mi fuente de fósiles
y huesos!
Felices objetos inanimados
sin conciencia de serlo;
pedazos de un mundo roto
que servisteis para hacerlo,
ahora váis dando tumbos
ante la gélida mirada de
de dioses y cielos.
Y nosotros,
supuestos reyes del universo,
con nuestro orgullo altanero,
ni siquiera entendemos lo que hacemos
en estos siderales desiertos;
viendo que nada sabemos,
y que muchos solo servimos
para decir tonterías
ó hacer horrendos versos.
Y a pesar de todo esto
y sin entender lo que espero,
yo sigo rezando por las noches
con la fe de un carbonero!!
José Martínez Sevilla
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Muy bien Pepe, nunca dejes de escribir, nunca dejes de soñar, nunca dejes de sentir. Tus piedras serán tu legado, tus palabras serán tu recuerdo.
ResponderEliminarque bonito pepe, me gusto mucho, , no dejes de escribir estas cosas tan bonitas, un abrazo muy gordo desde asturias.
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